• Desigualdad en el acceso a especialistas en zonas rurales y atención especializada en el sistema de salud público, y mejorar el diagnóstico y tratamiento en mujeres jóvenes, son los principales desafíos identificados, al cierre de octubre: Mes de sensibilización sobre el Cáncer de Mama.
  • Las mujeres más jóvenes (menores de 40 años) no están cubiertas por los programas de diagnóstico y tratamiento, y presentan tumores más agresivos, como el cáncer triple negativo, que requiere terapias más complejas y costosas.

 

El cáncer de mama es el tipo de cáncer más común entre las mujeres en Chile, y es también la principal causa de muerte por cáncer en mujeres. Cada año se diagnostican alrededor de 5.000 casos nuevos, y la tasa de mortalidad es de aproximadamente 1.500 muertes al año. Si bien la tasa de mortalidad general ha disminuido en mujeres mayores de 40 años, en las más jóvenes ha aumentado cerca de un 19% desde 2015, preocupando a los especialistas al cierre de otro Mes del Cáncer de Mama.

 

Para la Dra. Claudia Parra Gaete, ginecóloga, cirujano oncológico y reconstructivo de mama, jefa de la Unidad de Patología Mamaria del Instituto Nacional del Cáncer y staff de cirugía mamaria en Clínica Indisa, miembro de su Agrupación de Médicos de Clínica Indisa (AMCI); uno de los mayores desafíos en cuanto a la realidad del cáncer de mama en Chile es “la disparidad en el acceso a atención especializada, particularmente en las regiones rurales y en el sistema público. La formación de mastólogos y la disponibilidad de centros especializados fuera de las grandes ciudades es limitada, lo que retrasa los diagnósticos y tratamientos en muchas pacientes”.

 

La especialista añade una importante brecha en la atención a mujeres jóvenes con cáncer de mama. “Este grupo, que no está cubierto por los programas de cribado (detección y diagnóstico), presenta tumores más agresivos, como el cáncer triple negativo, que requiere terapias más complejas y costosas”.

 

Los estudios indican que las tasas de incidencia de este cáncer han aumentado debido a factores como el envejecimiento de la población y una mayor detección temprana, aunque las disparidades en el acceso a los servicios de salud, especialmente entre el sistema público y privado, todavía representan un gran reto. Del mismo modo, se observa la necesidad de avanzar en la personalización de los tratamientos, utilizando terapias dirigidas y pruebas genéticas para adaptar el tratamiento a las características específicas del tumor de cada paciente.

 

En relación a otros países de Latinoamérica, Chile tiene un sistema de salud mixto que permite el acceso tanto a servicios públicos como privados. Esto le ha permitido contar con una cobertura amplia para detección y tratamiento, lo que ha contribuido a la reducción de la mortalidad en mujeres mayores de 40 años. “En términos de supervivencia a cinco años, Chile está por encima de varios países de la región gracias a mejores tasas de detección temprana, pero todavía está por debajo de naciones como Uruguay y Argentina, donde los programas de detección son más accesibles”, puntualiza la Dra. Parra.

 

En Chile se han visto progresos significativos en la detección temprana del cáncer de mama, especialmente a través de la mamografía, que ha sido incluida en los programas de salud pública para mujeres de 50 a 69 años. En cuanto a tratamientos, Chile ha incorporado terapias avanzadas como terapias dirigidas para tumores con sobreexpresión de HER2 y tratamientos hormonales más efectivos para casos de cáncer hormonodependiente. Además, se ha mejorado el acceso a técnicas quirúrgicas menos invasivas, como la cirugía conservadora de mama y la biopsia de ganglio centinela, que reducen las complicaciones postoperatorias. También se ha avanzado en la radioterapia, con nuevas técnicas de radioterapia intraoperatoria y radioterapia hipofraccionada, que permiten tratamientos rápidos y con menos efectos secundarios.

 

El cáncer de mama es una enfermedad que afecta a miles de mujeres en Chile, pero con detección temprana y tratamiento adecuado, muchas vidas pueden salvarse. “Es fundamental que sigamos trabajando para reducir las brechas en el acceso a diagnóstico y tratamiento, especialmente en las mujeres más jóvenes y aquellas que dependen del sistema público. Para esto es fundamental la educación a la población, mediante campañas de concientización, y el compromiso de todos los sectores, para que más mujeres puedan acceder a los tratamientos que necesitan y aumentar la supervivencia en todo el país”, concluye la especialista.

 

Gestión de prensa

Agrupación de Médicos de Clínica INDISA 

 

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