Por Dr. Carlos Becerra, Country Program Manager de AHF Chile

 

El destino de millones de personas en países de ingresos bajos y medios durante emergencias sanitarias está en juego en la 12ª ronda de sesiones del Órgano de Negociación Intergubernamental (INB) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se lleva a cabo en Ginebra. Durante más de tres años de discusiones, se ha construido un consenso sobre la necesidad de un “Acuerdo o Tratado Pandémico” que aborde las profundas desigualdades evidenciadas en la pandemia de COVID-19.

 

Y Chile, gracias a su trayectoria en salud pública internacional, puede jugar un rol clave en su concreción, apoyando un acuerdo pandémico que busque equidad y justicia global en el acceso a vacunas, insumos y tecnologías.

 

Si bien tenemos ingresos medios-altos y no enfrentamos grandes obstáculos para adquirir insumos médicos, la realidad de las naciones vecinas, muchas de las cuales son fuente de migración hacia nuestro país, exige un enfoque regional coordinado. Las fronteras no son barreras para las crisis sanitarias, y nuestra región, tan interconectada, necesita una respuesta unida para enfrentar futuras emergencias. Por ello, Chile puede y debe liderar esta coordinación en Latinoamérica y ser voz activa en las discusiones globales.

 

Es urgente que nuestro país retome su rol histórico en la arena sanitaria global. Contamos con profesionales y expertos en salud pública que han contribuido en equipos técnicos de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Aprender de las experiencias recientes y proyectar una respuesta equitativa es vital. Las medidas locales deben ir acompañadas de un fortalecimiento del acceso a recursos críticos en toda la región, pues solo con una cobertura sanitaria integral podremos mitigar las muertes y el impacto de futuras pandemias.

 

Chile tiene hoy la posibilidad de contribuir a un cambio global en salud pública. Aprovechar este momento implica asumir nuestro rol en las negociaciones con un compromiso firme hacia la justicia sanitaria y una visión de largo plazo, para que nunca más las vidas dependan de la caridad y las brechas económicas.

 

 

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