El título de esta nota no es otra cosa más que el reflejo de la consecuencia de una droga legalizada, normalizada, aceptada por algunos y consumida por otros. Una droga que se ve involucrada en graves daños pulmonares, infartos, accidentes vasculares y en la gran mayoría de cánceres existentes. Los profesionales de la salud juegan un rol fundamental a la hora de aportar con su apoyo hacia los pacientes, y en la tarea de conseguir que sean cada día más quienes tomen conciencia.
Elsa es fumadora desde hace 10 años. Se consideraba fumadora social, pues sólo compraba cuando tenía alguna celebración o evento con amigos. De a poco, comenzó a fumar por la mañana aquellos que le sobraban de la noche anterior, y a necesitar ese cigarro con el café del desayuno, pues sentía que le llenaba de energía para enfrentar el día… luego, se sumó el cigarrito de media mañana, acompañado de otro café. Posterior a ese uno después de almuerzo, otro por la tarde leyendo un libro, y uno en la noche antes de dormir para conseguir relajarse y botar tensiones del día.
Un día cualquiera dejó de ser tan deportista como acostumbraba y, como es lógico, comenzó a cansarse más. Su falta de aire le pareció extraña, y en una consulta de salud, su médico la derivó a un programa del CESFAM, donde con terapia podría dejar de fumar.
Elsa se sintió extraña, pues no sabía que existía un programa con un sistema similar al de alcohólicos, pero para fumadores.
En ese lugar conoció a Miguel, fumador desde su época del colegio, quien no estaba muy decidido a dejar el que llamaba “su confidente y fiel compañero”.
Con el tiempo Elsa se dio cuenta del grave daño que había causado a su salud, pero descubrió que estaba a tiempo y, que por difícil que pareciera, dejarlo era posible.
Miguel, en cambio, desde otro punto, se dio cuenta demasiado tarde, y tendrá que vivir el resto de su vida conectado a un tanque de oxígeno.
Por más Elsas y menos Migueles, los profesionales de la salud juegan hoy un papel fundamental en esta campaña por lograr que el consumo de tabaco disminuya cada día más, y que la población tome conciencia del grave daño causado por una pandemia más silenciosa, y menos discriminada que el Covid-19.
Tabaquismo y Covid-19
Según cifras entregadas por la Clínica Alemana, en Chile, el 40% de los mayores de 15 años fuma, y se estima que 46 personas mueren al día por causas atribuidas al tabaco.
Carolina Herrera, médico Broncopulmonar e Intensivista, y quien ha llevado una bandera de lucha contra el tabaco, cuenta que “El tabaquismo es la principal causa de muerte prevenible. En este momento, dado a la contingencia del COVID, es un coadyuvante, un factor mórbido muy importante en el desenlace de las personas. Aquellas personas que tienen una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y que tienen la desgracia de tener COVID, tiene mayor posibilidad de morir. Quiero explicar esto porque siento que es mi obligación decir lo que he visto. Lo que yo he visto es que la gente que tiene antecedentes de tabaquismo, que tiene una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que era tosedora y espectoradora crónica, aún sin diagnóstico, esas personas tienen un desenlace fatal, mucho más sufrido que las personas que no fuman. Entonces, una de las cosas importantes que tenemos que decir es que si las personas fumaban antes, y tenían alguna duda de si dejarlo o no dejarlo, en este momento eso es una urgencia. Es muy importante evitar llegar a una enfermedad grave, y evitar llegar a la UCI”.
Afortunadamente, hay un grupo importante de la población que ha tomado conciencia. Claudia Acevedo, Médico cirujano y Magister en Nutrición, cuenta que “Este año mucha gente tomó conciencia de todos los cambios que había que hacer por la salud, por miedo al COVID”.
Pero en el extremo opuesto, hay quienes aún no toman el peso a la grave relación entre un hábito normalizado como el fumar, y el contraer COVID en forma grave. “Aún habiendo una pandemia de COVID-19, enfermedad que ataca principalmente a los pulmones, hay personas que han empezado a fumar ahora, cuando fumar aumenta el riesgo de sufrir COVID-19 grave. Desde SEPAR invitamos a reflexionar a cada fumador para que tome conciencia del daño que el tabaquismo le causa a sí mismo y al conjunto de la sociedad. Ahora, más que nunca, es preciso que se planteen dejar de fumar y que pidan ayuda médica, si la necesitan. Los gobiernos tampoco pueden permanecer indiferentes a esta pandemia de tabaquismo y les pedimos que redoblen sus esfuerzos para la prevención y el tratamiento del tabaquismo, como se ha demostrado que es posible hacer con la COVID-19”, expone el Dr. Carlos A. Jiménez-Ruiz, presidente de SEPAR.
Dejar de fumar, es posible
Una tarea que no ha sido sencilla es lograr que las personas dejen de fumar, ya que incluso por años el tabaco se promocionó de la mano del estatus, la belleza, el encanto, el deporte, aspectos y actividades que hoy nos parecen difíciles de relacionar con tan masificado vicio. Existía, además, una normalización de llegar con la ropa pasada al humo del cigarro al salir a comer, o a bailar.
Poco a poco se ha ido logrando una cultura, de no fumar dentro de las casas, o en lugares cerrados. Sin embargo, la labor aún no termina.
La doctora Carolina Herrera asegura que “El tabaco es una adicción legal, una droga legalizada, pero lo que nosotros tenemos en estos momentos no es tabaco puro, sino que tiene una gran cantidad de aditivos que lo hace ser más adictivo. Todas esas sustancias, una que es la nicotina, es la que da la adicción, que actúa por medio de cambiar los receptores del cerebro, por lo tanto las personas que fuman no son libres de decidir fumar, porque su organismo es distinto de aquellos que no fuman. Están más predispuestos a sentir placer al fumar y desesperación cuando dejan de fumar. Por lo tanto hay que explicar que el periodo de dejar de fumar es crucial. Tiene que ser primero con una motivación de dejar de fumar, pero también tiene que ser con ayuda”.
En esto último coincide la doctora Claudia Acevedo, quien afirma que “Es súper importante que si alguien está dejando de fumar, tenga el apoyo de la familia. Que la familia y los amigos estén presentes. Cuando alguien está dejando de fumar son súper difíciles los estímulos externos”.
Ayuda Profesional
Todos estamos en condiciones para ayudar a las personas a dejar de fumar “El problema es que en la universidad no nos enseñaron esto, entonces si alguien quiere ayudar a otro tiene que ir a buscar información ¿dónde está la información? En el sitio web de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, serchile.cl. En éste podrá encontrar un área llamada “Tabaco” y dentro de ésta un lugar que dice guías clínicas de tratamiento del tabaquismo. Entonces, si yo soy profesional y quiero ayudar a las personas, me voy y leo esas guías que son para los profesionales de la salud. Los profesionales de la salud se deben atrever y tirarse a la piscina”, asegura la doctora María Paz Corvalán, Directora de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, y coordinadora de la comisión de tabaco.
“Son de suma importancia los GES preventivos que, lamentablemente, con la pandemia han pasado a segundo plano” comenta la doctora Carolina Herrera, a lo que agrega “En Chile hay lo que se llama la consejería breve. Si usted como cardiólogo, o profesional de la salud, no tiene el tiempo de hacer una consejería breve, derívelo. La SER está muy involucrada en esto”.
¿Cómo podemos ayudar a las personas?
La doctora Herrera dice que “Primero, explicándoles que el tabaco está involucrado directamente con distintos tipos de cánceres, prácticamente todos. Ejemplo: el cáncer de mamas, el cáncer gástrico, incluso el de vejiga porque lo que tú inhalas, también lo deglutes. El concepto es que tú pones una molécula inflamada, carbonizada, sobre tu vía aérea, y eso significa inflamación, replicación de las células y, por supuesto, la posibilidad de que esa replicación sea en forma de cáncer”.
En EEUU los pacientes que tienen un infarto al corazón, deben recibir una prescripción médica que diga: NO FUMAR, de puño y letra del médico tratante. No hacerlo es considerado una negligencia médica.
Cuando la gente es obesa, diabética, y fuma, ese es el peor escenario tanto para sufrir infartos, como desarrollar cáncer al pulmón, además de descompensaciones metabólicas, y en la actualidad, consecuencias graves por Covid, lo que hace absolutamente necesario sacar del tabaquismo a las poblaciones de riesgo. Ante esto, la Médico Broncopulmonar hace un llamado a que “El Ministerio de Salud del gobierno que venga, sin importar el que sea, el mensaje es no sólo enfocarnos en el tratamiento de estas condiciones, sino que en la prevención” agregando que “Una persona en 20 años ya tiene el pulmón efisematoso, si comienza a fumar a los 18, a los 38 ya se encuentra en esa condición. El tabaco recorta los tejidos del pulmón. Tenemos que explicarle a las personas que deben bajar de peso, que dejen de fumar… en la UCI tenemos personas con COVID, obesos, y fumadores”.
Respecto a la labor de los profesionales de la salud, Carolina Herrera cuenta que en el proceso “Se dispone de terapias para personas que están dejando de fumar y es un tratamiento bien personalizado, porque hay determinantes personales, sociales e incluso culturales. Hay personas que en su vida ven que fuman los papás, hermanos, y para ellos es normal, pero también hay personas que tienen un medio cultural en el que ya el tabaquismo está reconocido como algo nocivo, y como problema. Pero, hay tratamientos que son interesantes. Y está el Bupropión, un fármaco con el que, de cada 100 personas que uno lo intenta, 5 logran dejar de fumar ¿les parece poco? No importa, son 5 personas a quienes sacaste del factor de riesgo del cáncer, que es muy importante. Hay otras terapias farmacológicas, como la Vareniclina, que de cada 100 personas, 20 dejan de fumar. Es muy interesante porque la Vareniclina ocupa el sector de la nicotina, entonces cuando tomas Vareniclina, y después fumas, no sientes nada al fumar, ya no sientes esa sensación de placer que da la descarga de dopamina. La Vareniclina puede producir algunos efectos secundarios como náuseas, dolor de cabeza, y una sensación de disconfort, lejos es mucho mejor eso que prolongar el hábito”.
Dentro de las herramientas posibles de utilizar existe el Test de Richmond que sirve para evaluar la motivación de la persona que quiere dejar de fumar. Consiste en responder una serie de preguntas y adjudicar unos puntos según la respuesta. Se suman los puntos obtenidos y según esta suma se obtiene un grado de motivación. Está también el test de Fagerstrom para evaluar el grado de dependencia física de la nicotina. Está formado por 6 ítems con dos o cuatro alternativas de respuesta. La puntuación oscila entre 0 y 10.
Los pacientes que quieren dejar de fumar pueden, además, llamar al teléfono de salud responde. En ese lugar serán atendidos por enfermeras preparadas por la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias.
Ley Antitabaco
Desde el 1 de marzo de 2013 rige en Chile la Ley del tabaco (Ley Nº 20.660), que aumenta las restricciones al consumo, venta y publicidad del cigarro.
Esta ley prohíbe fumar en lugares cerrados accesibles al público, o de uso comercial colectivo. Para tal efecto, un espacio cerrado es todo aquel que esté cubierto por un techo adosado a una o más paredes (independientemente del material utilizado, de la existencia de puertas o ventanas y si la estructura es permanente o temporal).
Tampoco se permite fumar en terrazas que no estén al aire libre, o tengan un techo que se encuentre pegado a un muro.
En los recintos deportivos, estadios o gimnasios, no se puede fumar cuando se encuentran abiertos, aunque el administrador del establecimiento puede habilitar áreas para fumadores. Esta prohibición se aplica tanto para actividades deportivas, artísticas o musicales (conciertos).
La médico cirujano, Claudia Acevedo, cuenta que “Gracias a la ley antitabaco se ha visto una importante reducción de fumadores. El año 2003 un 43,5% de la población era fumadora. Esto se redujo a un 39.8% el año 2009, y a un 33.3% el año 2017, según datos de la última encuesta nacional de salud. Esto demuestra que la ley si tuvo efecto en la población”.
Cigarros electrónicos
En el caso de los cigarrillos electrónicos, la prevalencia de consumo de tabaco previa a la pandemia fue del 3,5% (4% en hombres y 3,1% en mujeres) y ha disminuido de manera estadísticamente significativa durante la pandemia de COVID-19. Así, durante la pandemia, fumaron cigarrillos electrónicos el 2,3% de la población (2,5% en hombres y 2,7% en mujeres), según encuesta del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, OEDA.
“Antes y durante la pandemia, el 95,7% de la población de 15 a 64 años no fumaba cigarrillos electrónicos, con un porcentaje similar entre hombres y mujeres. Un 2,4% había disminuido o abandonado este consumo durante la pandemia, y tan solo un 1% iniciaron a fumar cigarrillos electrónicos durante la pandemia” comentan desde OEDA.
La broncopulmonar Herrera explica que es importante transmitir a los pacientes que: “El Vapeo no es inofensivo, produce depósitos de partículas lipídicas en el pulmón que producen síndromes de neumonías químicas. Las mismas tabacaleras son dueñas de los cigarrillos electrónicos. Inicialmente el slogan era que el cigarro electrónico venía a salvar al mundo del cáncer, pero en el fondo lo que entrega es nicotina para que se prolongue la adicción a ésta. ¿Es realmente lo que tu organismo necesita? Hay que explicarle a los pacientes que no es seguro, que no hay nada que se ponga en el pulmón que sea para bien, si viene de una combustión”.
A lo anterior, la doctora Corvalán, Directora de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias, agrega que “el componente que se pone en el líquido de los cigarrillos electrónicos es nicotina, y eso produce una adicción física que es muy potente. No sirve para dejar de fumar, porque hay que dejar la adicción, y usar herramientas que no la provoquen”.
¿Qué esconde el tabaco?
Fundamental es que, sin importar la especialidad del profesional de la salud, se explique a los pacientes que al quemar un cigarrillo se generan más de 4.000 sustancias químicas, entre ellas:
Nicotina: es la sustancia adictiva.
Alquitrán: factor de riesgo para cáncer.
Amonio: usado en lavalozas y como desinfectante.
Arsénico: un veneno conocido desde la antigüedad.
DDT: sustancia incorporada en insecticidas.
Formaldehído: utilizado para conservar cadáveres.
Monóxido de carbono: compuesto dañino que impiden una normal oxigenación del cerebro y del resto del cuerpo. Por cada paquete de cigarrillos que se fuma en el día, la concentración de monóxido de carbono en la sangre aumenta en un 5%.