Permisos médicos por estrés laboral, salida de funcionarios por agotamiento físico y mental, además de algunos casos por contagios con coronavirus, o por ser contactos estrechos de otros profesionales contagiados, son algunos de los factores que explican el ausentismo laboral en el cuerpo médico, a más de un año del comienzo de la pandemia.
Sector público o privado, la realidad azota a todos los sectores por igual. En conversaciones con médicos de diversos hospitales del país, la sensación es la misma: cansancio físico, pero sobre todo mental.
El fallecimiento continuo de personas infectadas con Covid, grandes cifras de contagio y de distintas edades, la soledad en que ven apagarse la vida de sus pacientes, lejos de familiares y amigos, siendo en ocasiones su mano la última en ser estrechada por estas vidas que pese a todo esfuerzo, se apagan lentamente.
A lo anterior se suman las largas jornadas de trabajo, con pocos días libres y en muchos casos con ausencia de vacaciones; la muerte de colegas contagiados que no sólo revive el miedo, sino que también afecta lo emocional; el arduo trabajo por tanto tiempo y que pese a ello las cifras aumentaran nuevamente.
“Han continuado en la primera línea y el cansancio físico y emocional se ha hecho evidente. Actualmente, alrededor del 25% del personal de salud de nuestras clínicas se encuentra con licencias médicas, de diversa índole, pero muchas por efecto del agotamiento y estrés que ha tenido la pandemia en ellos”, dice Alfredo Schönherr, presidente de Clínicas de Chile.
Así, el representante de los prestadores privados advierte que a pesar de la infraestructura, equipos y elementos materiales que se requieren frente al coronavirus, “los recursos humanos podrían resultar insuficientes para enfrentar atenciones masivas. Las capacidades de la red integrada de salud no son infinitas, existen cientos de miles de trabajadores de salud que han realizado esfuerzos nunca antes vistos y que ven con preocupación un escenario de incremento sistemático en las atenciones por Covid-19”.
Pese a que se contrató a casi 15.000 profesionales y técnicos en salud adicionales, totalizando 120 mil funcionarios, añade el vocero de las clínicas, “todos los esfuerzos serán realizados. Sin embargo, debemos tener presente que las condiciones de hoy son diferentes a las de mediados del año pasado, principalmente por la limitación en las posibilidades de atención”, asociadas a la merma del personal.
En el sector público la situación es tanto o más compleja. Aislamiento familiar voluntario para evitar situaciones de riesgo con sus hijos pequeños o padres de la tercera edad, angustia y crisis de pánico, insomnio, miedo, e incluso discriminación, son sólo algunos de los puntos que han ido marcando la vida de los profesionales en este último año.
Nuestra experiencia
Francisco (cuyo nombre ha sido cambiado a petición del facultativo) cuenta que “En un comienzo no sólo nosotros como médicos pasamos situaciones de discriminación, sino que todo el cuerpo de salud. Pasó que en ocasiones enfermeras o tens que llegaban después de un turno de 24 a sus domicilios, eran insultadas por los vecinos, como si fuesen el foco infeccioso que les llevara la pandemia”. A esto agrega, sin embargo, que “a medida que la pandemia fue avanzando, esa situación comenzó a cambiar, y nos encontramos con personas amables, que confían en nuestro trabajo. El problema es, en ocasiones, los pocos espacios para hablar del tema. El deterioro en la salud mental de equipos médicos es una realidad, pero fuera de algunos teléfonos de ayuda, donde podemos llamar, no hemos visto un programa real de contención. Esto, considerando que en otros países incluso se han registrado suicidios” manifiesta el profesional que trabaja en la UCI de una clínica privada, y en la UTI de un hospital público, a lo que detalla “en la clínica tenemos ese servicio telefónico, pero en el hospital sólo fue al comienzo, por ahora nada formal”.
La presencia de este agotamiento o estrés no sólo se manifiesta en sensación de agotamiento extremo, sino que temas físicos que antes no eran parte de sus vidas. El hábito de morderse las uñas, alopecia, inapetencia o ansiedad de comer en exceso, son sólo algunas de las otras condiciones que ha traído esta situación, marcada además por la sensación diaria de poner la vida en riesgo por salvar la de los demás.
El médico recuerda un escenario vivido hace poco tiempo, que ejemplifica el cansancio del que están siendo víctima “una de las colegas tuvo en la semana una crisis de angustia con un llanto incontrolable, luego de que se le muriera un segundo paciente en reanimación el mismo día. Te hablo de una persona con 15 años en el servicio, acostumbrada a enfrentarse al dolor de familiares y amigos al momento de tener que dar una noticia negativa. Pero es tanto el cansancio mental, el querer seguir dando lo mejor de ti y ver cómo las vidas se apagan una tras otra, es fuerte incluso para quienes estamos acostumbrados. Es fuerte porque debes soltar y seguir con el que está en la habitación de al lado, y el de más allá, y de los que llegarán a ocupar esa misma cama. Estamos acostumbrados a enfrentarnos a esa delgada línea con los pacientes críticos a lo largo de la carrera, pero para esto ninguno fue formado, más allá de lo conocido en la historia. Nunca piensas que algo así será parte de la historia de tu vida médica”. ¿Lo más difícil? “Todo, no hay un más o un menos, pero es tremendo cuando puedes volver con tu familia, abrazar a los hijos, algunas colegas con bebés de 1 año, o meses sin ver a los padres por protegerlos. Ojalá pudiese transmitir esa sensación a todos los que aún no creen, a los que pese a todo lo vivido en más de un año, siguen pensando que a ellos no les pasará. A los jóvenes que hoy en día están siendo más afectados, a los que piensan que por ser sanos su organismo reaccionará como ante un simple resfrío. Triste es no poder hacer entender a toda la población. No lograr llegar a ellos pese a toda la evidencia mundial” finaliza.
Los testimonios no paran: una kinesióloga que prefirió que su hija de dos años se fuese a vivir a casa de sus padres en Chimbarongo por temor a contagiarla, médicos enfrentados con miedo al procedimiento de intubación por las cargas del virus que son liberadas, personal de salud que ha preferido irse de sus casas por vivir con adultos mayores o enfermos crónicos, y otros que han hecho del hospital su casa. Profesionales a veces escupidos, insultados o hasta agredidos por pacientes, o la familia de estos. Profesionales de la salud que a lo largo del país han dejado de lado sus propias vidas, por la de sus pacientes, y por ser un aporte fundamental para el país.
A no automedicarse
Organismos internacionales hacen un llamado a los profesionales de la salud a no automedicarse, esto ante un incremento del consumo de psicofármacos sin supervisión de un o una psiquiatra.
Francisco, médico del sector público y privado del país, empezó a medicarse hace un mes, pues explica que “mantenerse firme ante un escenario con altos y bajos, donde debes estar a 1000% y te ves enfrentado a desafíos todos los días, se han tenido que tomar ciertas medidas para enfrentar el nuevo contexto laboral”. Sin embargo, aclara que en su caso está siendo supervisado por un psiquiatra. “Para nosotros como médicos es muy fácil acceder, y me empecé a medicar con un antidepresivo, pero siempre hay que supervisarse por un especialista en salud mental. Hay colegas que además de antidepresivos están tomando cosas para el insomnio. Aunque parezca extraño, que después de las largas jornadas que tenemos, y lo agotadoras que pueden ser física y mentalmente, no se pueda dormir, pero pasa. La mayoría está teniendo como compañero fiel el Rize. Pero insisto, siempre es necesario hablar con un especialista en salud mental”, cuenta.
Realidad Regional
Según informan desde “El Austral de Osorno”, más de 200 funcionarios en la región, de los cuales 130 trabajan en el Hospital Base San José de Osorno, se encuentran con licencias médicas asociadas al estrés laboral. Este panorama obligó al Servicio de Salud de Osorno (SSO) a publicar de manera constante ofertas laborales para profesionales y técnicos ligados al área que puedan desempeñarse en la red provincial.
El Hospital Base San José de Osorno, durante la época de pandemia, ha tenido que lidiar con la falta de recursos humanos para poder desarrollar a plenitud todas sus atenciones en las diferentes unidades, sobre todo aquellas asociadas a la prestación de servicios a pacientes Covid positivo. Según indicó el director del establecimiento asistencial, Hans Hesse: “las áreas que más se han resentido son las de atención directa de pacientes covid, que son Medicina, Urgencia y la UCI. Hay mucho ausentismo más bien por problemas de salud mental”.
Por su parte desde Concepción, manifiestan que el alto número de contagios por Covid no reflejan el arduo trabajo de los equipos de salud, y la enorme voluntad y garra que cada profesional ha puesto. El costo ha sido de un desgaste enorme, que ha llevado a más de alguno a colapsar tanto física como psicológicamente ante la gran carga de trabajo que la emergencia sanitaria ha generado.
En ese sentido, el doctor Germán Acuña, presidente del Colegio Médico de la región, señaló a mediados de marzo a “La Estrella de Concepción” que “ha sido un año duro, de colegas, de enfermeras, donde los que tienen niños menores de dos años se van para las casas y eso significa que se sobrecarga al personal que se queda […] El personal está agotado y reventado, muchos no tuvimos vacaciones. La única esperanza es que estamos todos vacunados”. Acuña afirmó que no ve una solución, más allá del proceso de vacunación, ya que no hay especialistas, teniendo que reconvertirse algunos médicos a otras funciones.
Evelyn Betancourt, presidenta de Fenats, confirmó los dichos del doctor Acuña, agregando que “nos ha preocupado el tema de la salud mental, porque el alza de casos y la poca disponibilidad de camas significa un desgaste mayor para cada trabajador”. Profundizó que se han realizado estrategias de acompañamiento para el personal, pero a su parecer aún falta mayor trabajo en ese aspecto.
Datos entregados por el Ministerio de Salud
A comienzos de abril ya el Ministro de Salud, Enrique Paris, manifestó su preocupación por “la salud física y mental de nuestros funcionarios”. Y es que a nivel internacional los estudios demuestran que el 62% de los trabajadores de la salud han tenido trastornos relacionados con la pandemia.
“En Chile, nosotros tenemos un estudio realizado por el Ministerio de Salud, donde se han reportado trastornos en el apetito en el 38,6% de nuestros funcionarios, cansancio extremo en el 37,3%, alteraciones del sueño en el 32,7% de nuestros funcionarios y, lo que más me preocupa, síntomas depresivos en el 31,4% de nuestros funcionarios”, asegura el Ministro Paris, agregando que “Es por esta razón que el departamento de salud mental, a cargo del doctor Matías Irarrázaval, ha reaccionado formando un plan de fortalecimiento de salud mental para los funcionarios de salud, en base al trabajo del departamento de salud ocupacional y gestión ambiental, del Ministerio de Salud”.
El plan consiste en dar ayuda psicológica y psiquiátrica a los funcionarios que estén pasando por esta difícil etapa, y que así lo requieran.