“Por cada año de retraso en el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis, aumentarán 44 mil nuevos casos de cáncer de hígado y 72 mil muertes por hepatitis C a nivel global para el 2030”
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La disminución en el acceso a programas de detección, laboratorios convertidos para Covid, cierre de policlínicos, y la redistribución de fondos para financiamiento de programas clínicos, son algunas de las causas que impactarán la estrategia mundial sanitaria para frenar la hepatitis en el mundo. La Sociedad Chilena de Gastroenterología y su filial ACHHEP, en conjunto con el MINSAL, esperan compensar este impacto reforzando las técnicas de pesquisa en la atención primaria.
El 28 de julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) conmemora el Día Mundial contra la Hepatitis, un virus con cinco variantes en las que algunas de ellas, contribuyen al desarrollo de hepatocarcinoma. La Asociación Chilena de Hepatología (ACHHEP), filial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE), asegura que la pandemia por Covid impactará profundamente las metas planteadas por la OMS para el año 2030, que buscan reducir un 90% la incidencia de hepatitis y un 65% de su mortalidad.
El Dr. Gabriel Mezzano, miembro de la ACHHEP y uno de los autores de las guías clínicas de hepatitis actualizadas en 2020 junto al Ministerio de Salud de Chile, explica que en la hepatitis, el virus C es el que ha experimentado mayores cambios. Solo en el 2015 se estimó que existían 71 millones de personas infectadas, 7 millones de ellas en América del Sur, aproximadamente 35 mil en Chile y 400 mil muertes anuales a nivel mundial atribuidas a su causa.
“Las metas que planteó la OMS para la hepatitis ya eran muy ambiciosas hace un par de años, pero sin duda el COVID-19 las afectó aún más. El objetivo apuntaba entonces a reforzar las actividades de prevención, etapificar el estado del virus en la población infectada, enrolarlos en el sistema de salud e iniciar su tratamiento, lograr una respuesta viral sostenida y hacer seguimiento de la población de riesgo. Pues bien, todos estos compromisos se han visto postergados con la actual pandemia”, sostiene Mezzano.
El sistema ha sido testigo de la disminución en la tasa de acceso a programas de detección, laboratorios sobredemandados para dar prioridad al Covid, el cierre de policlínicos, y la redistribución de los fondos de financiamiento para el crecimiento de estos programas. Para el Dr. Mezzano, hoy estamos a tiempo de compensar este daño y reforzar la pesquisa del virus en la atención primaria. “Por cada año de retraso en el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis, aumentarán 44 mil nuevos casos de cáncer de hígado y 72 mil muertes por hepatitis C estimativamente a nivel global para el 2030 “, asegura.
Chile cuenta con tratamientos farmacológicos altamente efectivos e incorporados en la canasta GES, con un tratamiento de 12 semanas que elimina el virus del organismo en más del 95% de los pacientes. “Si bien la autoridad sanitaria recomienda hacer el test de anticuerpos para hepatitis C en mayores de 45 años con factores de riesgo, nuestra Sociedad Médica aconseja que toda persona sea analizada al menos una vez en la vida. Asimismo, la SChGE insiste en hacer un seguimiento especial a personas que han sido usuarias de drogas intravenosas, pacientes con hemofilia, expuestos a transfusiones, hemodiálisis, portadores de VIH/Sida y personas con enfermedades de transmisión sexual”.
En Chile y el mundo las hepatitis crónicas causadas por los virus B y C siguen siendo una causa importante de cirrosis y cáncer hepático, siendo uno de los problemas el diagnóstico tardío. Actualmente, Chile cuenta con una vacuna para la hepatitis B incluida en el programa ampliado de inmunización (PAI) pero no existe esta alternativa para la hepatitis C, lo que nos obliga a concentrarnos en su prevención, diagnóstico y tratamiento oportunos.
La recomendación de la SChGE y la ACHHEP es que toda persona mayor de 45 años, con o sin síntomas de hepatitis a la fecha, se realice un examen serológico para detectar la presencia del virus, evitando así complicaciones futuras que puedan derivar en cirrosis y cáncer, aumentando las cifras de mortalidad. Menos de un 5% de la población con hepatitis C sabe de su condición y un 95% de los portadores desconoce su realidad.
El doctor Gabriel Mezzano señala que además de la actualización de las guías clínicas junto al MINSAL, el sistema de salud ha incorporado recientemente 7 equipos de Fibroscan, que permiten la detección no invasiva de fibrosis hepática, sin los riesgos asociados a una punción. Mezzano explica que “la fibrosis hepática es un marcador de riesgo de progresión de la enfermedad, así como de complicaciones y hepatocarcinoma. La técnica estima el grado de rigidez hepática, siendo F0 la ausencia de fibrosis y F4, el grado máximo, denominado cirrosis. Estos equipos ya están disponibles en ciertos hospitales de Arica, Santiago, Valparaíso, Talca, Puerto Montt y Bío-Bío”.
En términos de muertes, las hepatitis virales equivalen a más de dos pandemias por coronavirus cada año. Hoy existen 325 millones de personas en el mundo viviendo con hepatitis B o C, de las cuales 290 millones no están diagnosticadas.–
Gestión de Prensa
Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE)