Beatriz Arteaga,
Directora Escuela Técnico de Nivel Superior en Enfermería, Universidad de Las Américas
Es destacable la forma en que el personal sanitario se ha desempeñado en esta pandemia, sobre todo considerando que ningún servicio de salud a nivel mundial, estaba preparado para enfrentar esta desmedida crisis.
La situación tomó por sorpresa a los servicios médicos públicos y privados, derivando en la generación repentina de transformaciones importantes en el ámbito administrativo del personal, como, por ejemplo, la reorganización de los sistemas de turnos, los que muchas veces sobrepasan los límites físicos de los funcionaros, terminando por afectar severamente su estado anímico.
Asimismo, durante los primeros meses de pandemia, el personal de salud del sistema público (principalmente), no pudo hacer uso del derecho de feriados legales u ocupar permisos administrativos con el fin de resguardar la dotación del recurso humano frente a la avalancha de pacientes infectados. En consecuencia, la sobrecarga laboral y emocional ha sido y sigue siendo notable, lo que ha significado vivir y enfrentar miedos, discriminaciones, incertidumbres y angustias constantes producto de la pandemia.
Frente a este escenario, no debemos olvidar que el autocuidado emocional se sitúa como un eje fundamental para que el personal sanitario pueda seguir enfrentándose a todos los caminos que la pandemia decida. Por lo mismo, es necesario que estos profesionales también tengan el acceso y contención necesaria, reforzando su bienestar a través de uso de herramientas como lainteligencia emocional, lo que les permitirá seguir sobreviviendo esta batalla de la mejor forma posible.