
Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE),
Pese a un evidente sobrediagnóstico de alergias alimentarias en niños y
niñas del país, los especialistas recomiendan vigilar la respuesta tras la
ingesta de sus alimentos hasta los 2 años, plazo en que frecuentemente se
observan reacciones frente la ingesta, ya sean como alergia o como
intolerancia. Leche, soya, maní, huevo, arroz y pescado son las principales
alergias alimentarias en Chile.
La Dra. Sylvia Cruchet, pediatra académica del INTA y directora de la
Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE), explicó durante el reciente
Congreso de Pacientes con Enfermedades Digestivas, que la alergia alimentaria
es la reacción adversa más frecuente al alimentar a un niño o niña. También
existen casos de intolerancia a ciertos componentes de los alimentos, como
puede ser el azúcar de la leche (lactosa) u otros azúcares, mientras que las
alergias responden más bien a una predisposición genética ante el consumo de
ciertos alimentos. Leche, soya, maní, huevo, arroz y pescado son
las principales alergias alimentarias en menores de 2 años en Chile.
Es bastante común que los niños en su primer año de vida, y genéticamente
predispuestos, prueben ciertos alimentos y queden “sensibilizados” y
en una posterior ingesta, incluso años después, reaccionen con una alergia con
manifestaciones cutáneas o digestivas. “En los lactantes, menores a 2
años, comienza la llamada marcha alérgica, una etapa que consiste en ir
presentando diversas alergias en el tiempo, con síntomas como rinitis, asma,
eczema, etc. Generalmente la alergia a alimentos del lactante desaparece
alrededor de los dos años y solo un 5% se mantiene hasta los 5 o 7 años”,
sostiene Cruchet.
La especialista sostiene que en Chile existe una alta prevalencia de alergias alimentarias porque hay mucho sobrediagnóstico.
La mayoría de los casos se manifiestan entre los 3 y 8 meses de vida, y al
principio es difícil diferenciarlo del cólico lactante, el reflujo y otras
intolerancias, lo que tiende a confundir a los especialistas, quienes terminan
diagnosticando erróneamente una alergia.
De acuerdo a un estudio de 2018 (INTA), en el primer año de vida, 4,9% de
los lactantes en hospitales públicos presentan alergia a la proteína de la
leche de vaca. El lactante consume el alimento directamente o a través de la
leche materna y presenta prurito o manchas en la piel pocas horas o un día
después de ingerir la leche. Otras manifestaciones son picazón y ojos rojos,
labios, diarrea, reflujo y también estreñimiento. La anafilaxia es la reacción
más severa y sucede minutos hasta 2 horas post ingesta, incluyendo compromiso
súbito de la piel, síntomas respiratorios, cardiovasculares, gastrointestinales
y shock, es la reacción más grave.
La alimentación complementaria en niños con alergias alimentarias comienza a
los 6 meses y solo cuando hay remisión significativa de los síntomas. La
especialista recomienda comenzar por papillas con verduras básicas, proteínas e
hidratos de carbono, aceite de canola y frutas, incorporando alimentos altos en
proteínas (carnes, huevo, pescado, legumbres) nuevos cada 2 a 3 días.
En caso de que ambos padres sean alérgicos, existe un 70% de
probabilidad de que sus hijos sean alérgicos. En este sentido, es
importante tenerlo en cuenta en los primeros controles pediátricos y se sugiere
mantener la lactancia materna hasta los 6 meses, dado que es considerada un
factor protector, así como que la madre mantenga una dieta variada.
En el caso de la alergia a leche de vaca, una de las más frecuentes, existe
una respuesta alérgica cruzada a la leche de cabra, oveja, yegua y burra, por
lo que no deben ser usadas como tratamiento. Los sucedáneos de la leche,
recomendados en niños mayores de 2 años, son jugo de arroz, soya y de
almendras, aunque son deficientes en minerales y vitaminas, razón por la cual
debe ser supervisada por especialistas en nutrición.
Gestión de prensa
Sociedad Chilena de Gastroenterología
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